El vigor de la canción

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Resulta casi un imposible, y que ocurre con mucha más frecuencia de lo que deseamos, el develar las novedades sonoras que acontecen más allá de los predios capitalinos. Los consabidos problemas objetivos y subjetivos (más lo primero que lo segundo y también viceversa, diría Benedetti), nos impiden a menudo hacer salir a la luz de los medios nacionales los no pocos brillos que atesoran las provincias.

Si usted pasa por Santiago de Cuba y puede darse un salto por alguna de las peñas que allí acontecen, en especial alguna ligada a la buena canción, no deje de escuchar a Giselle Lage Gil. Todavía parece una adolescente, de figura esbelta y una apariencia casi frágil, que sus ojos grandes y serios desmienten de inmediato. Pero, mejor, espere a que cante. Entonces descubrirá una voz hermosa, un sonido donde se notan ya el rigor y el talento, y un futuro donde no faltarán mayores logros y estaturas, si tan serio camino se mantiene y cultiva como merece.