Por: Antonio López Sánchez
El seguimiento noticioso de un hecho, cualquiera que este sea, es una premisa del trabajo periodístico. Lograr esa continuidad resulta muy reconfortante para cualquier periodista. Si además, en el caso de los escribas que no movemos en predios musicales y de la cultura, el seguimiento trae aparejadas las satisfacciones de constatar avances y logros de alguna figura, la recompensa resulta mayor.
Hace alrededor de tres años, reseñaba este redactor la primera grabación de la joven cantante santiaguera Giselle Lage Gil. Un fonograma con aires troveros, aunque con horizontes abiertos a varios géneros de la canción, y con la presencia en la guitarra de ese grande que es Gabino Jardines. Como subrayado de la solidez e intenciones de la artista, decía por entonces en aquel texto, destacaba la selección de autorías, todos nombres de la más alta canción cubana y latinoamericana.
Ahora, otro disco marca nuevos pasos en la carrera de esta intérprete. El álbum se aventura también hacia horizontes mayores.