Giselle Lage no canta. Ella hace mucho más pues enamora con su voz y acaricia el oído.
Quien la ve, con su menuda figura y no de gran tamaño, no imagina que sea capaz de llenar un escenario, cautivar al público y hacerlos sus cómplices. Con el micrófono en la mano, se convierte en una reina.
Se mueve con una sorprendente versatilidad entre los géneros de la música cubana, parece que ninguno se les resiste, aunque también se confiesa amante de los tangos y los ritmos brasileños, que a juicio de este periodista, logra una extraña sensación, pues ni dejan de ser foráneos, ni abandonan esa impronta cubana.
Giselle Lage es, sin dudas, una de las nuevas voces de oro de Santiago de Cuba –quizás la más dulce–, en una tierra que parece ser bendita en grandes artistas.
¿Cuán difícil es para un artista joven abrirse paso en una importante plaza musical como lo es Santiago de Cuba?
Para todo artista joven hay muchos retos, y en Santiago de Cuba más todavía pues hay un patrimonio sonoro que debe ser respetado.
Actualmente se hace difícil, existen numerosos espacios donde los jóvenes artistas pueden desarrollar su quehacer, pero de todas formas quizás falten algunas nuevas iniciativas que propicien más el intercambio entre los más bisoños.
Estos nuevos espacios a los que me refiero también tendrían, a su vez, el reto de no aislar el movimiento joven de aquellas personas que ya tienen una experiencia, no creo que las generaciones deben estar distantes.
Se trata de crear proyectos donde converjan ambos grupos, tanto artistas ya con una carrera sólida como aquellas nuevas figuras igual de talentosas, eso conllevaría a un enriquecimiento de todos; los primeros se actualizarían y los segundos aprenderían de la experiencia.
Para los jóvenes que como yo tenemos el orgullo de ser profesionales y pertenecer a un catálogo, como lo es Miguel Matamoros, en ocasiones llegamos a algunas instituciones donde creo que faltan iniciativas, tienen las ideas pero falta, por ejemplo, la búsqueda de financiamiento.
Otra situación sucede con los espacios que ya existen que son, en ocasiones, encasillados en un género musical determinado, como lo es una plaza destinada únicamente a la trova.
El espacio de Boleros de la UNEAC, por ejemplo, es un lugar hermosísimo donde se puede disfrutar de ese género, pero creo que hay ausencia de los creadores jóvenes, y uno de los motivos es que la mayoría de las nuevas voces de la provincia no pertenecemos aún a la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, aunque sí a otras organizaciones que sirven de antecedente, como la Asociación de Hermanos Saíz, y que están más acorde a nuestra edad.
Esto último creo que podría valorarse pues existen muchos músicos santiagueros jóvenes, y muy talentosos, que quisiéramos incluirnos en las noches de bolero de la UNEAC.
¿Cómo ha enfrentado Giselle, en su carrera, los diferentes obstáculos?
Yo estoy en la música desde los seis años, imagínate todo lo que he tenido que enfrentar en todos estos años.
Siempre hay obstáculos con los que hay que lidiar en el medio artístico, que puede ser en ocasiones muy hostil, pero creo que lo más importante es ser fiel a uno mismo y mantenerse íntegro, y tener mucha fe en lo que uno hace, en su trabajo.
Siempre hay que hacer, crear y mostrar su trabajo.
Todo joven debe saber que las cosas no le van a ser fáciles, hay un largo camino que hay que labrar. En mi caso, por ejemplo, he tenido que lidiar con músicos importantes, de prestigio, pero que en ocasiones tienen un poco de resistencia hacia el movimiento joven, y no deberían, pues nosotros no queremos para nada negar las generaciones más longevas, al contrario, es su quehacer el que nos nutre.
¿Por qué Giselle Lage se define como una intérprete, y no como una bolerista o una trovadora, que son géneros muy cercanos a ti, tu carrera y nuestra ciudad?
Porque soy una artista que está en constante búsqueda y descubrimiento de nuevos temas y géneros. Me impongo retos a la hora de interpretar y de escoger mi repertorio.
A veces me inclino más hacia los temas que hacia los propios géneros, y es lo que me ha llevado a explorar ritmos que antes ni siquiera pensaba interpretar.
Por ejemplo, tengo en mi repertorio algunos tangos, antes ni soñaba con cantarlos, fue entonces que en algún momento se convirtieron en un reto para mí.
De esa forma he incursionado por otros géneros como el jazz, que es el de más reciente incorporación, pues siempre me llamaba la atención hasta que hoy cumplo ese sueño, tengo un espacio y grupo fijo con el que me presento en el Iris Jazz Club todos los lunes.
¿Qué posibilidades o dificultades ha tenido para ti esta versatilidad artística?
Me permite ajustarme a diferentes espacios, a su vez, según el tipo de público, puede tener la dificultad y es establecer una barrera por el idioma.
Pero, como se dice popularmente, la música es un lenguaje universal, se disfrutan tantas cosas, la melodía, la orquestación, arreglos musicales, que el idioma queda en un segundo plano.
Tus inquietudes artísticas van más allá del canto o de la enseñanza del piano, área donde también has incursionado. Eres anfitriona de una peña, Crónicas de mi Ciudad, ¿cuán difícil es mantener un espacio como este y cuáles han sido tus mayores recompensas?
La peña tiene más de dos años. La realizo todos los segundos viernes de cada mes, a las cuatro de la tarde, en la Casa Heredia.
Crónicas de mi Ciudad llegó a mí casualmente, estaban buscando una propuesta para una peña cultural, y alguien comentó mi nombre.
En esta se aborda el arte en Santiago de Cuba de manera general.
Tener un público habitual es un reto pues se trata de buscar en cada nueva edición una propuesta interesante.
Eres joven y aun así muy conocida en Santiago de Cuba. ¿Cuáles son para ti las causas de ese afecto que te profesan?
Todos los artistas deben ser fieles a su esencia, respetar al público tanto a la hora de expresarse como de ofrecer un concierto, pues nos debemos a ellos completamente.
También debemos superarnos constantemente, me parece que lo que ofrecemos a los demás debe ser lo mejor que seamos capaces de dar, no debemos conformarnos y debemos huir del estancamiento.
Hay que tener resistencia y sobreponerse a los obstáculos.
Por: J. Loo Vázquez
Publicado en: Sierra Maestra, 13 de diciembre de 2015